La organización ambientalista Greenpeace México utilizó las instalaciones de la Central Termoeléctrica de Tula para mostrar la contaminación que se produce al generar electricidad a base de combustóleo, lo cual impide gozar del cielo, el sol y el aire puro como lo señala el punto seis del “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, que presentó hace unos días el gobierno federal.

Greenpeace buscó señalar esta contradicción y pedir una transición energética hacia fuentes renovables que respeten los derechos humanos, por lo que activistas de la organización proyectaron una serie de mensajes sobre las columnas de humo y vapores de las torres de la refinería y la termoeléctrica de Tula, tales como: “¿Gozar del cielo y aire puro?; Aquí inicia el cambio climático, Aquí se produce energía sucia y Sener: el combustóleo mata”.

La manifestación se dio luego de que un juez concediera la suspensión definitiva al amparo presentado por Greenpeace, en estrategia conjunta con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), en contra del acuerdo y política en generación de energía eléctrica publicadas hace unas semanas y en los que bloquean a las energías renovables.

María Colín, especialista en Derecho Ambiental de Greenpeace México, quien consideró a este fallo como una victoria ciudadana, aseguró que “con esta decisión se garantizan los derechos humanos a la salud, a un medio ambiente sano, a la sustentabilidad y a la legalidad y se restablece derechos que habían sido vulnerados por ambos instrumentos jurídicos”.

Esta discusión se dio en el marco de un diferendo en que el gobierno federal y la Secretaría de Energía de México acusan un desbalance en el sistema energético, denunciando que esto se debe a que se entregaron en forma irresponsable y sin planeación un sinfín de permisos de generación eléctrica a empresas privadas, por lo que se implementó una Política de Confiabilidad que busca dar certeza a los proyectos que cumplan con los requisitos que marca la ley, ya que el presidente Andrés Manuel López Obrador también señaló que esta estrategia busca poner fin a la forma abusiva en que se conducían muchas compañías privadas que recibían contratos “leoninos”.

Sobre la resolución en favor de Greenpeace, Anaid Velasco, coordinadora de Investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), señaló que la suspensión es congruente con la responsabilidad de garantizar mejores condiciones de vida para las generaciones presentes y futuras.

“Los impactos en el medio ambiente y en la salud de las personas expuestas a una mala calidad del aire por el uso de combustibles fósiles en la generación de electricidad así como las pérdidas y los daños de las comunidades por los efectos del cambio climático son cada vez mayores y requieren de decisiones proporcionales y alineadas con este escenario de vulnerabilidad”.

María Colín expuso que con esta suspensión definitiva, “sería de esperar que las autoridades federales reconsideren sus determinaciones y busquen mejores alternativas, respetuosas con el medio ambiente y los compromisos de transición energética y reducción de emisiones contaminantes en línea con las obligaciones de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para abatir el cambio climático”.

Según la organización ambiental Greenpeace, asegura que el Programa Sectorial de Energía 2020-2024 (Prosener), próximo a oficializarse, propone incrementar la quema de combustóleo para la generación de electricidad así como aumentar la extracción y exploración de hidrocarburos, la capacidad de refinación y la extracción e infraestructura para gas natural, con el argumento de reducir las importaciones de combustibles, alejándonos de la reducción de emisiones para combatir el cambio climático.

Hace menos de año (17 de julio de 2019), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) declaró emergencia ambiental en Tula, Hidalgo, debido a que la contaminación del aire y el agua, ha convertido a ese lugar en una zona prácticamente inhabitable. Esta situación se agudiza aún más con esta política gubernamental de quemar combustóleo para producir energía en la zona.

Greenpeace asegura que las 30 termoeléctricas que operan en México son grandes fuentes de contaminación. El mejor ejemplo es la Termoeléctrica de Tula, que utiliza combustóleo al 80%, mismo que es un residuo de la refinación dLa organización ambientalista Greenpeace México utilizó las instalaciones de la Central Termoeléctrica de Tula para mostrar la contaminacióne petróleo, con más de 4% de azufre.

La operación de esta termoeléctrica emite el 56% de las partículas menores a 2.5 micras (PM2.5), que tienen severos impactos a la salud de la población, además de emitir el 75% de los Óxidos de Azufre, y el 43% de los Óxidos de Nitrógeno en la Zona Metropolitana del Valle de México y Tula. Lo anterior también es causa de la lluvia ácida con afectaciones en la agricultura y se estima un impacto de 14,000 muertes prematuras anuales en Tula y en la Zona del Valle de México a causa de la operación de la termoeléctrica.