A poco más de un año de haber logrado el triunfo en las elecciones presidenciales del 2018 y tras un festejo multitudinario en el zócalo de la capital del país, Andrés Manuel López Obrador se topó con una revuelta de elementos de la Policía Federal (PF) quienes se niegan a formar parte de la Guardia Nacional (GN) por la supuesta pérdida de prestaciones que significaría para los agentes incorporarse a la corporación con la que el tabasqueño busca pacificar al país.
Precisamente cuando apenas arrancaba uno de los proyectos más ambiciosos de la 4Transformación y luego de que López Obrador diera el banderazo de salida en una ceremonia en la que acudió, dijo, en “nombre de la patria” a tomar protesta a un buen número de los 70 mil integrantes que se están estableciendo en 150 regiones del país, al mandatario estatal le estalló la “bomba” (por así decirlo) de una serie de inconformidades de parte de los elementos de la PF.
El 30 de junio, López Obrador encomendó a los miembros de la GN actuar respetando derechos humanos y no reprimir al pueblo; actuar con honradez y honestidad (para lo que ofreció “buenos sueldos y buenas prestaciones”); trabajar con dedicación, que tradujo en no permitir que haya inseguridad, así como no simular, para, finalmente, convocar a los elementos a ser actores principales de la 4 Transformación.
Todavía con el sabor de boca de lo que significó la ceremonia alusiva a la puesta en marcha del tan anunciado proyecto de seguridad, al miércoles siguiente los agentes federales se amotinaron en un cuartel de la Ciudad de México acusando malos tratos de parte del gobierno federal y rechazo a incorporarse a la institución recientemente echada a andar.
Más de mil agentes de las divisiones de Fuerzas Federales y de Gendarmería tomaron de manera pacífica el Centro de Mando de la corporación, ubicado en la alcaldía de Iztapalapa, en protesta por la pérdida de derechos laborales, como el bono de operatividad de poco más de 9 mil pesos. Loa elementos inconformes aseguraron que se les solicitó su renuncia a la PF para pertenecer a la Guardia Nacional.
La jornada de ese día se caracterizó por bloqueos en Periférico Oriente y Sur, frente a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) en Constituyentes, así como en la autopista México-Pachuca, además de Hermosillo, Sonora.
Al momento continúan las negociaciones, pero lo que se debe destacar es que un proyecto que promovió con tanto ahínco el presidente de México con el movimiento que emprendieron los federales sufrió una fractura a muy pocos días de iniciada su operación, con el consecuente descrédito social que ello genera.
Independientemente que hubiera mano negra de parte de Felipe Calderón o de Miguel Ángel Osorio Chong o de cualquier otro político o grupo de la índole que fuera, la protesta de los miembros de la PF puso los reflectores sobre la Guardia Nacional y salió a la luz que la institución padece debilidades de origen como carecer de instalaciones propias y falta de convencimiento de algunos de sus integrantes de las bondades del proyecto.
La necesidad de apaciguar al país es ciertamente de urgencia, pero más valía haber aguardado un poco para contar con una institución fuerte y no con una corporación que requiere oficinas, dormitorios, cuarteles y pertrechos.
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