De verdad que estamos mal y de malas, a la patriarcal sentencia de la semana pasada dictada contra 5 entes en Navarra, España, que violaron a una menor de edad con toda premeditación alevosía y ventaja, se suma ahora en Hidalgo, la absolución del ente que abusó sexualmente de un menor en la escuela de futbol del equipo Pachuca.

Lo espeluznante del caso en España es que se ha desatado una andanada de explicaciones machistas de porqué los hombres violan a las mujeres aduciendo que, pobrecitos es su naturaleza y no lo pueden evitar, -esa malvada testosterona tiene la culpa-.

Sobre esto el periodista Antoni Miralles escribe en “La Pajarera Magazine”: “Es un claro mensaje para las mujeres: “aceptad nuestra naturaleza”. Por eso no toleran la expresión “cultura de la violación” porque no entienden que sea cultural, que no natural. Está tan tremendamente normalizada la violación y la agresión sexual que piensan de veras que están sometidos y es tan total su impunidad, que ignoran las fuertes raíces de la violencia machista del modelo social que sostiene la cultura. La violación es una conducta, pero no es innata, ni inconsciente y no se trasmite genéticamente. Es aprendida, consciente y se trasmite culturalmente. Por tanto, si es biológico e instintivo, todos los hombres somos potenciales violadores y si es cultural, implica un aprendizaje que se puede desaprender”.

Aquí yo añadiría algo que esclarece aún más la cultura de la violación, no tiene un componente de placer sexual, lo que da placer es someter, dominar, humillar y controlar a alguien a quien consideran inferior, principalmente, mujeres e infantes.

En suma, es un abuso de poder, por no poder establecer, relaciones sanas, justas y equitativas con todas y todos los demás.

Y cuando, como funcionario encargado de la impartición de justicia, se actúa, exactamente como lo hace un violador, abuso, pues no hay verdadera justicia, sino un abuso de poder.

Ese es el caso de los jueces españoles que dictaron la pírrica condena a los imputados por violación en la fiesta de San Fermín, y el caso del magistrado hidalguense Raúl Arroyo, quien absolvió al ente que abusó sexualmente de un menor de edad en la escuela de futbol que los tuzos tienen en Actopan, bajo el argumento de que el niño fue aleccionado para declarar en contra de su “pobrecito” maestro.

Arroyo no tomó en cuenta que el niño, describió con toda precisión, en distintas ocasiones, lo que le hizo el mentado maestro. ¿Se habrá acercado Arroyo a conocer cómo funciona el eficaz método “antenitas”, para entrevistar a los infantes, posibles víctimas de violencia y al que fue sometido el niño?

¿Sabrá el magistrado que es muy difícil que niñas y niños mientan cuando han sido víctimas de violencia sexual?

¿Por qué dejar libre a un abusador sexual?, sólo será cuestión de tiempo antes de que vuelva a actuar, ¿de eso se hará responsable Raúl?, porque ya es tiempo de que jueces y magistrados se hagan responsables de sus ineptitudes, equivocaciones, machismos y misoginias, que dejen de ser intocables y que respondan ante la sociedad.

El abogado del menor asegura que apelará y llevará el caso ante tribunales internacionales, ¡ojalá que así sea!, mientras tanto como dice Alicia Murillo, que no se salven los jueces del juicio social, vamos a señalarlos con el índice.

 

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